La segunda sesión del juicio por la violación, desaparición y asesinato de Manuela Chavero en 2016 se ha celebrado este martes en la Audiencia Provincial de Badajoz. Allí ha sido el turno de los agentes de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil que llevaron a cabo la primeras pesquisas del caso, así como de una vecina del presunto asesino de la mujer. Todos ellos coinciden en la obsesión de Eugenio Delgado al sexo y, en concreto, a prácticas agresivas en estos términos.
Los primeros en testificar este martes han sido los investigadores, los cuales lograron construir este perfil del sospechoso tras analizar su teléfono móvil con el que se pudo comprobar que consumía pornografía de forma asidua. En el dispositivo además se encontraron multitud de mensajes que intercambiaba con distintas prostitutas a las que solicitaba prácticas de lo más sádicas que incluían insultos, bofetadas y cualquier tipo de acción que provocara dolor. De hecho, en uno de estos chats Delgado ofrecía dinero para que la chica le vendiese su virginidad anal que pretendía arrebatar mediante la introducción de objetos hasta el sangrado.
Más allá del móvil, los agentes también han argumentado que el móvil del asesinato habría sido sexual mediante el relato de una mujer que había mantenido relaciones sexuales con Eugenio Delgado, en las que aseguró que fue tremendamente agresivo con ella. Esta versión, y ante los medios, también la ha sostenido Patricia Catalina de la Asociación Clara Campoamor que ha asegurado que este hombre es "un depredador sexual" y que "ante la negativa de Manuela de mantener relaciones con él la mató y escondió su cadáver".
Durante la jornada en el tribunal extremeño, también ha testificado una vecina que vivía puerta con puerta con el sospechoso cuya mirada ha calificado de "sucia". Y es que esta chica que se llama Noelia ha contado que Eugenio Delgado siempre la miraba a ella y a sus primas "a través de la terraza" cuando en verano se bañaban en la piscina. De hecho, ha asegurado que cuando se enteró de la desaparición de Manuela Chavero en 2016 tenía claro "que era él" porque cumplía "con el perfil". A esta mirada también hicieron referencia en la primera jornada de juicio los familiares de la víctima.
Tras estas declaraciones el móvil sexual de Eugenio Delgado para terminar con la vida de Manuela Chavero cobra más sentido, y coincide con el estado en el que se encontró el cuerpo de la mujer cuatro años después de desaparecer: estaba completamente desnuda. De hecho, durante la reconstrucción de los hechos Delgado comentó a los agentes que si encontraban restos de semen en el cuerpo de Manuela sería suyo, puesto que aseguraba habían mantenido relaciones sexuales. Algo que este lunes negó en el juicio.
Sin embargo, este no es el único fallo que ha cometido Eugenio Delgado durante las pesquisas. Cuando todas las pruebas empezaban a señalarle a él como el asesino de la mujer entre el centenar de sospechosos que barajaba la UCO en ese momento, el acusado llamó a abogado para preguntarles sobre las penas por homicidio en España.
A ello se le suma una lista de mentiras que los investigadores consiguieron desmontar. Una de ellas corresponde al relato en el que Eugenio aseguraba que Manuela se golpeó en la parte trasera de la cabeza al caer de forma accidental y que este lunes desmontó el fiscal tras los informes de los antropólogos que confirman que a la víctima le propinaron una brutal paliza.
Además, en un primer momento contó que trasladó el cuerpo de Manuela en su propio coche, mientras que este lunes y ante el tribunal dijo que lo hizo en una pala de tractor. De hecho, llegó a justificar que fue en esta pala donde la víctima sufrió estas lesiones ya que había por un lugar con baches y sin camino. Sobre esa noche, Delgado también explicó que llevaba el móvil encima cuando fue a esconder el cadáver, sin embargo, todo indica a que no lo hizo para evitar que se le pudiese localizar en algún momento.