Humedades, goteras y la pintura descorchada son las principales consecuencias de la no impermeabilización de la fachada de un edificio de Narón en A Coruña. Sin embargo, los más de 300 vecinos que viven en este bloque empiezan sufrir problemas de salud, pero también económicos para hacer frente a los gastos que esta situación conlleva. Además, cabe destacar que la infraestructura pertenece a los pisos de protección autonómica de la Xunta de Galicia.

En definitiva, a estos centenares de vecinos les llueve dentro de casa, a pesar de encontrarse en una propiedad de la administración pública, que ahora además les está incrementando el precio del alquiler, que se suma a los gastos a afrontar, por ejemplo, en términos de la ropa, puesto que la humedad termina con ella. Pero, no es lo único, hasta las manillas de las puertas se caen.

Una de las vecinas, incluso, aqueja que tiene que tener siempre la calefacción encendida por el frío que la lluvia deja al caer en el interior de su casa. No obstante, en el patio del edificio ocurre lo mismo. Nadie se salva, pero la constructora da largas a los inquilinos.