Rosario Porto y Alfonso Basterra asesinaron a su hija adoptiva Asuntay más de diez años después seguimos sin saber por qué. El caso sobrecogió a la opinión pública española y fue un auténtico mazazo en Santiago de Compostela, donde nadie lo entendía.

El cadáver de la niña apareció en una cuneta a solo cinco kilómetros de su casa. En el juicio, en 2015, ambos negaron los hechos.

La autopsia reveló que Asunta murió asfixiada tras la ingesta de ansiolíticos.

En octubre de 2015 un jurado popular condenaba a Rosario y Alfonso a 18 años de cárcel cada uno por el asesinato de su hija adoptiva con alevosía y agravante de parentesco.

Rosario Porto se ahorcó en la cárcel de Brieva tras dos intentos fallidos. Llevaba cumplidos siete años de pena, e incluso había planificado su muerte. Llegó a dejar recogidas todas sus pertenencias en la celda.

Alfonso Basterra continúa en prisión, ya ha cumplido más de la mitad de su condena y todavía no ha solicitado ningún permiso penitenciario de los que ahora podría beneficiarse. ¿Contará algún día por qué lo hicieron?