Jordi Évole entrevistará este domingo en laSexta a Rodrigo Cuevas. Músico, showman, artista total, animal escénico y agitador folclórico: así es como se define Rodrigo Cuevas, uno de los últimos iconos de la escena musical española. Como ya hicieran Rosalía o C Tangana, el asturiano ha apuntalado su carrera en la reinterpretación y actualización de la música tradicional, que ha logrado llevar a escenarios de todo el mundo (París, Miami o Dubai). El trabajo que le dio la fama fue Manual de Cortejo (2019), uno de los discos de la pandemia y que grabó junto al Raül Fernández "Refree", productor también de Rosalía o Amaia. En él versionaba coplas, fandangos, muñeiras o xiringüelus. Sus conciertos son espectáculos totales que combinan performance, cabaret o música electrónica con folk, además de una provocación siempre inteligente que ha conquistado tanto a hipsters como a señoras con ganas de verbena. "El folklore nos pone a todos en el mismo sitio".

Vida rural vs vida urbana

Su revolución es también la de la vida lejos de la gran ciudad. La de la España vaciada que se resiste a desaparecer. Vive en una pequeña aldea asturiana: de tan solo 13 habitantes, Vegarrionda está en el concejo de Piloña, allí donde los picos de Europa ya no despuntan y no pasan ni los peregrinos. Vive con su novio, dos burros, algunas gallinas y un perro. Y con sus vecinos, porque como él dice, en un pueblo así tu vecindario es como parte de la familia o como compañeros de piso, la intimidad no existe.

Jordi Évole pasa tres días en casa de Rodrigo Cuevas, compartiendo con él las tareas del campo, la convivencia con los vecinos o el nuevo proyecto en el que está implicado: la recuperación de La Benéfica, un antiguo teatro que Cuevas pretende reabrir en Piloña para que la gente tenga una razón más para quedarse en el rural. Y es que como dice en el programa, el ocio es también un factor de cohesión social.

La entrevista más musical de Jordi Évole

Rodrigo Cuevas reflexionará sobre lo difícil que es crecer como gay en una ciudad de provincias o la supervivencia del rural, donde, en cambio, nunca se sintió discriminado. Pero la entrevista se alternará con pasajes musicales: desde el Cuevas más moderno, bailando folklore encima de unas plataformas-madreñas, al Cuevas que saca el acordeón en el bar-tienda de la aldea contigua y se funde con sus vecinos. Todo en él es híbrido: mezcla la pandereta con Tino Casal, lo antiguo con el glam, pone tachuelas a las monteras, fabas a las peinetas y mucho colorido. Igual emula a Freddy Mercury que a Beyoncé; pero con las madreñas puestas y con los habitantes de la aldea como compañeros de espectáculo.