Una vuelta al cole diferente
Colegios en barracones, alumnos sin servicios básicos y un conseller a distancia: la realidad del inicio de curso en la Comunitat Valenciana
La otra cara Mientras más de 3.000 niños vuelven al cole sin luz, agua ni pizarras en Alfafar, Algemesí, Alginet, Catarroja, Utiel o Paiporta, el conseller Rovira inaugura el curso a casi 100 km de distancia, en Castellón.

314 días después de que la DANA arrasara parte de la Comunitat Valenciana, miles de niños regresan a las aulas en condiciones que siguen siendo indignas. En Alfafar, Algemesí, Alginet, Catarroja, Utiel o Paiporta, alumnos de todas las edades se encuentran sin luz, sin agua, sin patios y, en muchos casos, obligados a estudiar en barracones provisionales, mientras esperan que se terminen las reparaciones que deberían haberse hecho hace meses.
Lo más sorprendente —y doloroso— no es solo la espera. Es la ausencia de quienes deberían garantizar que estos escolares tengan condiciones dignas para aprender. El conseller de Educación, que se encontraba en Castellón, a casi 100 kilómetros de los colegios afectados, aseguró que "la Comunitat Valenciana es muy grande y la vida continúa". Para miles de familias, la vida continúa, sí, pero marcada por la pérdida, el trauma y la falta de servicios básicos que deberían estar garantizados.
La reconstrucción tras la DANA sigue siendo un desafío incompleto. Más de 3.000 edificios todavía requieren algún tipo de reparación, más de 1.000 colegios carecen de ascensores en condiciones y más de 500 kilómetros de carreteras esenciales permanecen dañadas, dificultando la comunicación entre pueblos y la normalización de la vida cotidiana. Los colegios no son más que la punta del iceberg de una reconstrucción con fugas por todas partes.
Casi un año después de la tragedia, la Comunitat Valenciana sigue mostrando las grietas de una gestión que avanza a paso lento. Mientras los niños se sientan hoy en pupitres provisionales, aprendiendo entre la precariedad y la incertidumbre, la administración se mantiene a distancia, dejando que la realidad de la DANA hable por sí misma: una tragedia que todavía duele, todavía no se ha reparado y que sigue condicionando la vida de miles de familias valencianas.