Vladímir Putin y su equipo recibieron con tranquilidad la noticia de la orden de detención por parte de la Corte Penal Internacional para el presidente ruso. Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, comparó la orden de arresto con "papel higiénico", mientras que la portavoz del ministerio de Exteriores recordó que Rusia no coopera con la Corte, motivo por el que estas resoluciones para ellos no tienen ningún tipo de valor.
Cabe recordar que en la orden de detención aparece también Maria Lvova-Belova, comisionada para los derechos del niño en Rusia. Tanto ella como Putin han sido acusados de ser "presuntos responsables" de la deportación ilegal de niños ucranianos y su traslado de zonas ocupadas en Ucrania a Rusia. Estos actos suponen un crimen de guerra según el tratado del tribunal, el Estatuto de Roma.
Según el Gobierno ucraniano, al menos 16.000 niños han acabado desplazados contra su voluntad a territorio ruso, algo que el Kremlin siempre ha negado, pero la Fiscalía de la Corte Internacional investiga los hechos.
Sin embargo, parece que al presidente ruso no le preocupa la orden de detención. Los motivos son que Rusia no es miembro de la Corte Penal Internacional y el ministerio de Exteriores ruso ya ha dicho que la orden le parece "insignificante". ¿Qué puede pasar? Es prácticamente imposible que el Tribunal acabe juzgando a Putin porque la Corte no puede celebrar juicios sin comparecencia del acusado.
Rusia no reconoce y no pertenece a la Corte Penal Internacional desde 2016. Puedes conocer todos los detalles consultando el vídeo sobre estas líneas. Aun así, la orden "le complica la vida a Putin", aunque solo sea un poco. Por el momento no podrá viajar a ninguno de los 123 países miembros de la Corte ya que todos tienen la obligación de detenerlo.
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