La desconexión generacional respecto a eventos históricos significativos como el 11M es palpable. Ya existe una generación para la cual los sucesos del 11 de marzo no son más que un fragmento lejano de la historia, desconectado de su realidad cotidiana. "Porque ya hay una generación que no vivió aquel momento", los memoriales y actos conmemorativos intentan combatir el olvido de un acto terrorista que marcó profundamente a la sociedad española. Sin embargo, estos esfuerzos chocan con una realidad donde "hay jóvenes que no saben de qué les hablas cuando se menciona el 11M", evidenciando una brecha en la transmisión de la memoria histórica.

La inexistencia de un vínculo personal con los atentados ha contribuido a que para las nuevas generaciones, el terrorismo no se perciba como un elemento relevante de su identidad o historia nacional. "No tienen ese recuerdo, no lo han vivido. Y, afortunadamente, no han convivido con ellos," refleja una desconexión que no solo afecta la memoria del 11M, sino la percepción del terrorismo en general. La ausencia de estos recuerdos personales en la vida de las generaciones más jóvenes destaca una transformación cultural y social profunda.

Frente a esta creciente distancia con el pasado, surge la pregunta sobre cómo mantener viva la memoria del 11M. La respuesta parece encontrarse en la educación y el testimonio directo. "Con memoria. Y la memoria la traen las víctimas con su testimonio", sugiere una aproximación más personal e impactante. La idea de llevar a las víctimas a colegios e institutos para compartir sus experiencias busca crear una conexión emocional y cognitiva con los jóvenes, fomentando la empatía y el entendimiento sobre el impacto devastador del terrorismo.

Sin embargo, la realidad práctica presenta sus propios desafíos. "Pero tal vez no en todos los colegios pueden acudir víctimas," lo que lleva a la necesidad de explorar otros medios para preservar la memoria, como la inclusión del tema en el currículum escolar y la utilización de material de apoyo educativo. La transmisión de esta memoria no se limita al ámbito académico, extendiéndose a los medios audiovisuales como películas, series y documentales, aunque la producción relacionada con el 11M sea limitada.