El Ministerio de Defensa ha pedido 3.000 millones de euros para hacer frente a sus compromisos con la OTAN, algo que Hacienda no ve viable porque elevaría el PIB destinado a Defensa hasta el 1,2%, lejos del 2% que se ha comprometido el Gobierno antes de 2030 y que exige Estados Unidos para gasto militar en la OTAN.

Lo cierto es que el mundo, como comprobamos en el vídeo que acompaña a estas líneas, se está militarizando. El desgaste material de la invasión de Rusia a Ucrania ha hecho que Europa redoble su gasto militar, con un acuerdo de casi 44.000 millones de euros que contemplan un rearme "común" y "urgente".

Llama especialmente la atención el caso de Alemania, que exigirá un 2% del PIB para Defensa, creando un fondo de 100.000 millones de euros. En cinco años, incrementarán su gasto militar desde los 50.000 millones actuales hasta los 70.000 millones.

Suecia y Finlandia renuncian a su neutralidad para solicitar entrar en la OTAN. Turquía obstaculiza su acceso, que podría llegar en la cumbre de Madrid. En Dinamarca, por su parte, dos tercios de los daneses han reclamado en referéndum su integración en la estrategia de defensa de la Unión.

¿Y China? El gigante asiático ha recalibrado su maquinaria militar, modernizándose con drones con inteligencia artificial. Su objetivo está a largo plazo, concretamente en 2049, cuando buscan asentarse como superpotencia militar. Uno de sus últimos pasos será construir una base naval en Camboya para uso exclusivo.

Las autoridades lo niegan, pero a nadie se le escapan las intenciones de China de expandir su presencia en el Pacífico. En definitiva, estamos ante un rearme más obligado que deseado -al menos por parte de Europa- como consecuencia de la guerra de Putin.