El popular González Pons se ha convertido recientemente en protagonista de la polémica al poner en duda el sistema de conteo de votos en España. Lo cierto es que no es la primera vez en la historia que el PP lo hace. Por ejemplo, en las elecciones de 1993. Hoy, 29 años después el PP de Feijóo ha vuelto a abrir esa puerta 'trumpista'. Y a esta hora nadie la ha cerrado. La verdad: tanto en 1993 como ahora, la empresa encargada de trasladar los datos es la misma: Indra. Asimismo, lo que está claro es que en España los votos siempre los cuentan los españoles y no Indra.

De uno en uno, y de forma totalmente pública. Es decir, cualquiera puede verlo. Pongamos un ejemplo concreto: imagina que son las 20:00 horas en un día de elecciones. A esa hora se cierra el colegio electoral (aunque se puede cerrar antes si ya han votado todos los registrados). Pero a esa hora, los votos por correo se juntan con los de las urnas, y el presidente de la mesa abre uno a uno los sobres y lee en voz alta lo votado. Así se hace desde las primeras elecciones. En este conteo de votos están presentes vocales, interventores, apoderados y, de hecho, quien quiera asistir. Porque ese acto es público.

Esto significa incluso que, si en una cita electoral estás aburrido o aburrida en casa, puedes ir a presenciar ese conteo. Cada papeleta se muestra a todo el que esté presente, y así funciona el proceso hasta que no queda una sin contar. En este sentido, las nulas y las dudosas-reclamadas se guardan. El resto, se destruye. Y esto se hace con un acta con varias copias en la que se pone el número de censados, quiénes han votado, quiénes no, los candidatos con los votos obtenidos, etc.

Ese documento lo acaban firmando todos: la presidencia, las vocalías y quienes ejercen de interventores. Después, una copia de ese acta se pega en la puerta del colegio electoral (fórmula tradicional), otra se da a los representantes de cada candidatura y otra a la persona designada por la administración para transmitir esos datos por teléfono o mediante app a la central de datos o a la empresa que se encarga de la difusión. Ahí es donde entra Indra, empresa que más veces ha hecho ese servicio, aunque ha habido otras. En Indra no cuentan los votos; de hecho, ni los tocan.

Únicamente transmiten los datos provisionales. Porque los finales no se tienen hasta tres días después. Cuando la Junta Electoral hace con las actas el escrutinio general, le suma el voto extranjero y ya se obtiene el resultado definitivo. Este recuento también es público, así que si quieres, tambiés pueden asistir a esta otra fiesta de la democracia. En este recuento tampoco participa ninguna empresa externa a la administación.