Como Trump en Ucrania
España explora el oeste del país en busca de tierras raras, con Ciudad Real y Galicia como puntos clave
El contexto Con la aprobación de una nueva legislación minera, España se posiciona como un jugador estratégico en la carrera global por las tierras raras, esenciales para la tecnología moderna, en un intento por reducir la dependencia de potencias como China.

España ha iniciado una ambiciosa campaña para descubrir yacimientos de tierras raras en su territorio, un recurso altamente estratégico debido a su creciente valor económico. Este movimiento, que refleja la urgencia de la nación por posicionarse en el mercado global, guarda paralelismos con los esfuerzos de Vladímir Putin por expandir su influencia en Ucrania, buscando asegurar el control de recursos vitales. En este caso, el gobierno español ha aprobado un nuevo plan que facilita la explotación de estos elementos, reemplazando una ley minera de más de 50 años que ya no responde a las exigencias del siglo XXI.
El objetivo principal de España será explorar una vasta zona en el oeste del país, que va desde Galicia hasta Huelva, pasando por Ciudad Real y abarcando el macizo ibérico. Esta región geográfica se considera la más prometedora en cuanto a la concentración de tierras raras, aunque algunos depósitos dispersos también podrían encontrarse en otras áreas.
Según el geólogo Manuel Regueiro, las tierras raras se hallan principalmente en formaciones geológicas de rocas paleozoicas, como carbonatitas y rocas ígneas alcalinas, y en algunos depósitos marinos. Los primeros indicios de estas tierras han sido localizados en Pontevedra, en la frontera con Portugal, y en Fuerteventura, mientras que en Ciudad Real, el yacimiento de Matamulas se presenta como el más prometedor y rentable.
Estos recursos son fuentes de minerales específicos que contienen elementos clave para la tecnología moderna, como cerio, niobio, lantano y escandio. Estos minerales, aunque presentes en diversas regiones, se encuentran en concentraciones demasiado bajas en la mayoría de los casos, lo que hace que su extracción solo sea viable económicamente en ciertos lugares.
El proceso de extracción también es complejo, lo que justifica su clasificación como "raras". A pesar de su nombre, estos minerales son fundamentales en la fabricación de dispositivos electrónicos como móviles, ordenadores, tablets, unidades de vibración, sensores, discos duros, auriculares, altavoces, láseres y motores eléctricos, entre otros componentes esenciales en la vida diaria de los consumidores modernos.
La minería de tierras raras comenzó a desarrollarse de manera más intensiva a medida que la demanda por estos materiales aumentó, debido a la necesidad de los productos electrónicos. Anteriormente, no existía un incentivo económico suficiente para su explotación, y los costos de extracción superaban los beneficios.
Sin embargo, el panorama ha cambiado: China, que posee las mayores reservas y producción de tierras raras del mundo, sigue dominando el mercado, con otros actores como Vietnam, Brasil, Rusia e India en la competencia. En este contexto, España se enfrenta al reto de evaluar sus propios recursos. Aunque las reservas de tierras raras en el país son suficientes para abastecer varios siglos, el control global sigue en manos de China, en gran parte debido a su inversión masiva en minería, mientras que otras naciones, incluida España, aún están en fases de exploración y evaluación.