Israel ha confirmado la muerte de ocho de sus soldados en combates en Líbano. Un punto clave en este conflicto es el papel del petróleo iraní, ya que se espera una respuesta de Israel que podría escalar aún más la situación.
Israel se encuentra en una encrucijada: debe responder para no perder la iniciativa, presionada tanto por Estados Unidos como por sus propios intereses. Sin embargo, Israel no quiere cruzar la "línea roja" que desencadenaría una guerra abierta en Oriente Medio. Aun así, los servicios de inteligencia no descartan esta posibilidad por completo, ya que un ataque a las infraestructuras petrolíferas iraníes afectaría gravemente la economía mundial.
La respuesta más probable de Irán sería cerrar el Estrecho de Ormuz, un paso estratégico por el que transita el 20% del petróleo mundial, es decir, unos 20 millones de barriles diarios. Si Irán bloquea esta vía, impediría la salida de petróleo desde Oriente Medio hacia el océano, lo que podría duplicar el precio del crudo.
La segunda opción de Israel sería atacar las instalaciones nucleares de Irán, una acción que también podría desencadenar una guerra total. El régimen iraní está centrado en la producción de uranio para armas nucleares, y ya en abril, Israel atacó con drones una instalación nuclear cerca de Isfahán como respuesta a un ataque iraní. Con esa acción, Israel envió un mensaje claro: "No te he causado daño grave, pero sabes que puedo hacerlo, incluso a tu arsenal nuclear".
Israel es consciente de que una respuesta contundente podría consolidar su posición como potencia hegemónica en la región, pero Estados Unidos se opone a cualquier ataque al programa nuclear iraní. Si Israel decidiera escalar el conflicto, el primer ministro Benjamín Netanyahu podría esperar hasta después de las elecciones estadounidenses para tomar una decisión final.
Por la propuesta de Bruselas
El pescado fresco de España, en peligro: productos de Argelia, Marruecos y Túnez podrían reemplazar al producto local
Las consecuencias Bruselas propone reducir los días de pesca en el Mediterráneo de 130 a 27 para proteger la biodiversidad marina, pero podría poner en riesgo 17.000 empleos y dejar a miles de familias con ingresos insostenibles.