Tras las elecciones autonómicas de este pasado domingo, Esquerra Republicana de Cataluña se encuentra en medio de un dilema existencial: ¿priorizar su identidad como fuerza independentista o mantener su compromiso pragmático con el diálogo y las alianzas políticas?
Desde sus inicios, ERC ha abogado por la vía del diálogo y el pragmatismo político, respaldando medidas progresistas y acuerdos con los socialistas en el ámbito nacional. Sin embargo, en Cataluña, la prioridad ha sido la formación de un gobierno independentista, lo que le ha llevado a crear alianzas con los soberanistas.
A lo largo de los años, Esquerra ha alternado entre respaldar y distanciarse de los partidos independentistas, incluso llegando a formar coaliciones de gobierno con Junts, con Carles Puigdemont como president y Oriol Junqueras como vicepresident, después Quim Torra sustituyó a Puigdemont y Pere Aragonès a Junqueras y finalmente Aragonès fue president de ERC con Junts.
Sin embargo, tras la ruptura con Junts en 2022, abandonan el Govern y Esquerra se ve obligada a replantear su estrategia y sus alianzas en solitario. Junts le hace oposición total y el PSC respalda sus presupuestos, menos en el de 2024, por lo tanto, Aragonès convoca elecciones y rechaza pactar con los que le han respaldado, los socialistas.
El gran dilema de Esquerra explota en Barcelona, donde el apoyo de ERC al candidato de Junts en las elecciones municipales no tuvo éxito, y el alcalde fue Jaume Collboni, del PSC. Ahora el alcalde de Barcelona ha cerrado un pacto con ERC y encauza sus primeros presupuestos e incluso enfrenta la posibilidad de formar parte del gobierno.
En este contexto, Esquerra ha reiterado su negativa a respaldar un gobierno liderado por Salvador Illa, vencedor de los comicios del 12M, pero el futuro político de Cataluña sigue siendo incierto mientras el partido se debate entre sus principios ideológicos y la necesidad de formar alianzas pragmáticas para lograr sus objetivos políticos.
El presente de ERC: se va Aragonès, ¿quién lidera?
ERC se enfrenta a uno de los momentos más delicados de su historia, con una pérdida muy notable de su poder en el Parlament y dejando atrás la segunda posición, siendo terceros solo cinco escaños por encima del PP. Esta debacle ha llevado a su líder y hasta ahora president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha anunciado que abandonará la primera línea política y que no recogerá su acta de diputado en el Parlament.
"Inicio una nueva etapa, pero con el mismo compromiso, una Cataluña justa e independiente. Lo haré desde otro lado, ayudando al país que quiero y al partido que me representa", ha añadido Aragonès, que promete "facilitar una transición" en el Govern tras "cerrar un ciclo electoral de malos resultadoS". Ahora, según Aragonès, es el turno de PSC y Junts para decidir el rumbo de la política catalana.
Lo que sí ha avanzado Aragonès es que ERC no "facilitará una investidura del PSC", asumiendo su papel como oposición: "Es donde nos ha situado la ciudadanía". Ahora se abre el debate sobre quién será la persona encargada de liderar esta nueva etapa en la formación, un tiempo de incertidumbre y con mucho menos poder territorial, pasando de ser la formación que lideraba el Govern a ser la clave de la gobernabilidad en Cataluña.
¿Illa, Puigdemont o ninguno?
La gran pregunta en el aire en Cataluña es quién podrá gobernar a partir de ahora. En primer lugar, hay que tener varias fechas en mente de cara a los próximos meses, siendo la primera el 10 de junio, fecha tope para constituir el Parlament. Una vez pasada esa primera prueba, comienza la ronda de consultas, diez días hábiles en los que hay que presentar a un candidato.
El debate de investidura se celebrará, como muy tarde, el 25 de junio y la primera votación un día después, para la que se necesitará mayoría absoluta. Si el candidato no lo consigue, 48 horas después solo necesitaría mayoría simple. En el caso de no ser elegido, la Mesa tendrá que presentar a otro candidato y el procedimiento se repetiría con otra fecha tope: el 25 de agosto. Si ese día no hay president, el Parlament se disolvería automáticamente y se convocarían unas nuevas elecciones.
Con esta premisa, solo parece haber dos candidatos posibles para presidir la Generalitat: Salvador Illa y Carles Puigdemont. Ambos han mostrado su predisposición de ir a la investidura, con un Puigdemont que se muestra optimista de lograr "una mayoría coherente" para llegar al Govern. "Creemos que hay opciones de ir a la investidura", ha trasladado este lunes.
Lo cierto es que, pese a su optimismo, ese escenario parece muy lejos de producirse. El PSC ha descartado abstenerse para facilitar una hipotética investidura de Puigdemont, lo que sumado a la negativa de PP, Vox y Comunes hace imposible lograr una mayoría simple. "No vamos a hacer presidente a Puigdemont", han confirmado fuentes del PSC consultadas por laSexta.
Con todo esto, solo parece haber un candidato factible a estas alturas. Salvador Illa, el gran triunfador de la noche electoral en Cataluña, se enfrenta al complicado reto de vertebrar un Govern sólido y estable para los próximos cuatro años mientras el fantasma de la repetición electoral asoma en el horizonte.
Si a sus 42 diputados se suman los 20 de ERC y los 6 de los Comunes, lograrían la ansiada mayoría de 68 diputados para formar Govern, pero la postura de ERC tras el 12M arroja dudas muy serias de que este escenario sea factible. De momento, Salvador Illa se ha pronunciado sobre la dimisión de Aragonès, a quien ha dedicado un cordial mensaje: "Pese a las diferencias políticas, le agradezco el trabajo realizado durante estos años al Govern de la Generalitat".
Ahora solo queda esperar para comprobar si posturas tan distantes como las que tenemos a día de hoy se acercan y evitan una nueva cita con las urnas en Cataluña. Los números salen para un Illa que depende de un giro de guion por parte de la 'nueva' ERC sin Aragonès que adentre a Cataluña en un nuevo ciclo político.
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