Incendio de sexta generación
El pirocúmulo que arrasó Lleida, una nube de 17 kilómetros que propagó a gran velocidad el incendio de la Segarra
Las consecuencias Esta gigantesca columna de humo, que llegó a superar la zona de vuelo, provocó una succión del incendio, lo que hizo que se propagase a una velocidad mayor de lo habitual.

Resumen IA supervisado
El incendio forestal en la comarca de la Segarra, Lleida, ha alcanzado una velocidad de propagación sin precedentes, avanzando a casi 30 kilómetros por hora, cuatro veces más rápido de lo habitual. Este fenómeno ha sorprendido a los bomberos debido a su virulencia y magnitud, evidenciada por la formación de un pirocúmulo, una columna de humo de 17 kilómetros de altura. Las altas temperaturas y el cambio climático han sido factores determinantes, junto con el crecimiento de matorrales y fuertes rachas de viento, que han favorecido la rápida propagación del fuego. Este incendio, de sexta generación, refleja la creciente imprevisibilidad y peligrosidad de los incendios actuales.
* Resumen supervisado por periodistas.
La velocidad con la que se ha propagado el incendio forestal que se ha cobrado la vida de dos personas en la comarca de la Segarra, en Lleida, ha sido de récord.
Las llamas han avanzado sin control por la comarca de la Segarra a casi 30 kilómetros por hora, cuatro veces más rápido de lo normal, y con una virulencia que ha sorprendido incluso a los bomberos.
La magnitud de este incendio se comprueba con la formación de un fenómeno denominado pirocúmulo. Esta gigantesca columna de humo de 17 kilómetros de altura se forma cuando el aire asciende por el calor del fuego mezclado con gases, partículas de humo y cenizas procedentes de la vegetación.
Además, las altas temperaturas, como las que había en esta zona, provocan que el aire, al ascender, condense la humedad y se forme una nube de gran tamaño.
Este pirocúmulo provocó una succión del incendio que le hizo correr a gran velocidad y moverse erráticamente, llegando a superar la zona de vuelo de los aviones.
Lo cierto es que los incendios ya no son como los de antes. Este, por ejemplo, ha sido un fuego de sexta generación, cuya propagación se produce a gran velocidad. Los factores climáticos hacen que este tipo de focos sean impredecibles y enormemente virulentos.
El origen no es otro que el cambio climático. Las fuertes lluvias de los últimos meses han provocado el crecimiento de matorrales, muy favorables a la propagación del fuego.