Este jueves, el eurodiputado y conocido agitador de la ultraderecha, Alvise Pérez, sorprendió al admitir en tercera persona que recibió 100.000 euros como autónomo, sin emitir factura, y en efectivo, de un criptochiringuito. Según Pérez, el dinero provendría de una estafa piramidal de tipo 'Ponzi', el clásico esquema fraudulento inventado por Carlo Ponzi a principios del siglo XX.
La estafa de 'Ponzi', que lleva más de un siglo causando estragos, ha evolucionado con el tiempo. Hoy, en lugar de usar sellos postales internacionales como hizo Ponzi, los estafadores emplean criptomonedas para atraer inversores. En este caso, el esquema funcionaba como siempre: los nuevos inversores aportaban dinero que, en lugar de destinarse a proyectos reales, se usaba para pagar los intereses de los primeros participantes. Sin nuevas inversiones, el esquema colapsa inevitablemente.
El caso de Pérez no es un incidente aislado. En los últimos años, las estafas con criptomonedas han proliferado. Las formas más básicas incluyen la creación de páginas web y aplicaciones falsas que simulan ser plataformas de intercambio. A los inversores se les promete grandes rendimientos, pero cuando los estafadores inflan artificialmente el valor de la criptomoneda y retiran sus fondos, el mercado se desploma, llevándose el dinero de los inversionistas. Solo en 2023, las pérdidas por estafas con criptomonedas ascendieron a 14.000 millones de dólares.
Uno de los casos más sonados es el de Sam Bankman-Fried, fundador de la plataforma de criptomonedas FTX, quien fue condenado a 25 años de prisión por desviar 9.000 millones de euros de sus clientes para financiar proyectos personales que terminaron en fracaso. Recientemente, su novia también ha sido condenada por su implicación en el escándalo, lo que subraya el alcance global de estos fraudes financieros en el sector de las criptomonedas.
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