Telefónica fue la primera mulitnacional de España. En el año 1997 la empresa anunciaba su privatización y se desligaba completamente del Gobierno durante el mandato de Aznar. Ahora, casi 26 años después, la historia da marcha atrás. El Estado ha anunciado su entrada en la compañía con un principio de acuerdo con los sindicatos sobre el ERE.

Un movimiento que ha tenido lugar tras la posible entrada de un fondo saudí. Ha sido la solución que el Estado ha encontrado para evitar la entrada de otro Estado en un sector estratégico. No es algo aislado, ni extraordinario. Lo ha hecho también Meloni en Italia. Con su Gobierno de extrema derecha ha entrado en Telecom con el 20% de las acciones. Francia y Alemania también participan en un sector considerado estratégico, vinculado a la defensa.

Sin embargo, no es la única opción, existen otros mecanismos para que los estados puedan defender sus sectores estratégicos. La otra formula pasa por limitar o vetar la entrada de forma directa. En 2020 la Unión Europea ya protegió los sectores estratégicos de sus países, permitiendo restringir las inversiones extranjeras.

Por ejemplo, en Alemania, la naviera china Cosco intentó comprar parte del Puerto de Hamburgo. Un movimiento que a juicio del Gobierno pone en riego al país y puede facilitar el espionaje, por lo que desde Berlín decidieron limitar la entrada de China al 24,99% para seguir controlando las decisiones importantes. Además, Alemania también ha vetado la entrada de capital chino en dos empresas de chips.

Lo cierto es que se pueden restringir las entradas de capital extranjero de forma temporal. Por ejemplo, Sánchez aprobó en 2020 una ley antiopas con la que el Gobierno tiene que autorizar las inversiones extranjeras en las que se pretenda superar el 10% del capital de las empresas cotizadas, o en las que no cotizan cuando la inversión sea superior a 500 millones. Una medida de protección a las empresas estratégicas durante la pandemia que estará vigente hasta finales de 2024.