Jesús Espinosa / @_jesusespinosa_

Podemos se mantiene en su línea de que la única solución para la crisis catalana pasa por la celebración de un referéndum pactado y con garantías. En esa defensa del referéndum, Echenique buscó ejemplos en el resto de Europa: “Nosotros defendemos que en Cataluña se haga un referéndum pactado y con garantías como se hizo en Canadá y como se hizo en Reino Unido”.

El caso de Reino Unido es el más sonado. El 15 de octubre de 2012, el por entonces primer ministro del país, David Cameron, firmaba con el ministro principal de Escocia, Alex Saldmond, un acuerdo histórico que permitía la convocatoria de una consulta sobre la independencia de Escocia para 2014. La firma del acuerdo ponía fin a varios meses de duras negociaciones entre ambas administraciones. El referéndum se celebró el 18 de septiembre de 2014 y el ‘no’ a la independencia (55,3%) se impuso al sí (44,7%), con una participación del 84,6%.

El caso del Quebec en Canadá fue diferente. En dicha provincia del país, se han celebrado en la historia dos referéndums. Uno en 1980 y otro en 1995. La primera cuestión importante es que ninguno fue pactado ni acordado con el Gobierno central. Si bien es cierto que, tal y como nos cuenta el profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad de Sevilla, Daniel Guerra, “en la Constitución canadiense no se contemplaba la celebración de un referéndum, por lo que el Gobierno los toleró e incluso financió la campaña de los partidos partidarios de la unión”. Se sustentó sobre una especie de ‘vacío legal’. Finalmente en ambos ganó el ‘no’.

Cuando el Gobierno de Quebec mostró su disposición a celebrar un tercer referéndum, el Gobierno central decidió adelantarse y consultó su legalidad a la Corte Suprema. Ésta falló en 1998 que Quebec no podría separarse unilateralmente de Canadá, pero no cerró la puerta a poder celebración un referéndum pactado. Por ese motivo, el Parlamento canadiense legisló esa posibilidad en la llamada “Ley de Claridad” del año 2000, en donde se establecían los requisitos para celebrar un referéndum.

La Ley le otorgó al Parlamento la capacidad la decidir si la pregunta es clara o no antes de celebrar el referéndum y, además, interpretar los resultados; es decir, imponer la mayoría que hiciera falta para ser aprobado. Con lo que el Gobierno y el Parlamento se aseguraba jugar un papel activo en un tercer referéndum en Quebec, que sigue en la mente de muchos…

En definitiva, las declaraciones Echenique son ENGAÑOSAS, puesto que en los referéndums en el Quebec no fueron pactados ni acordados con el Gobierno central, a diferente del de Reino Unido, que sí lo fue.