"Mi cargo es, básicamente, controlar todo el departamento financiero, desde la mínima factura a las grandes inversiones". Esta es la labor que desempeña Ismael Calahorro, director financiero de Grúas Barragán. Un directivo que disfruta de su trabajo y que cree que "el orden, el mando y el respeto", son la base de toda relación laboral. "Si yo no estuviera trabajando en Grúas Barragán, podría estar trabajando en el mundo militar", reconoce.

Cumpliendo con sus principios, Ismael asume el ordeno y mando y por petición de José Manuel Barragán, fundador de la empresa, se convierte en el jefe infiltrado para "ver directamente por qué hay tantas averías y por qué, algunas veces, hay quejas de los clientes".

Tomada la arriesgada decisión de infiltrarse, Ismael se entrega por completo al equipo de estilismo del programa. De esta transformación física, depende el éxito de la misión. "¿Qué dices? Madre mía. No me lo creo", comenta al mirarse al espejo. Desde este momento, Ismael Calahorro se convierte en Beltrán Muñoz.