Zuhaitz Gurrutxaga, debutó con 19 años en primera división con la Real Sociedad, el equipo de su vida. "Era demasiado joven, no supe gestionar aquella presión, aquella responsabilidad que cargaban sobre mis hombros y, poco a poco, empecé a sufrir y a padecer problemas de salud mental como ansiedad, depresión y trastorno obsesivo compulsivo (TOC)", cuenta a Andrea Ropero en esta entrevista, en la que habla sin tapujos sobre cómo es vivir con TOC.

"Para cualquier persona que tiene una manía, se convierte en una obsesión", explica a la colaboradora de El Intermedio, a quien descubre que "una de las obsesiones más frecuentes es la verificación". "Empiezas a obsesionarte con si has cerrado bien la puerta de casa, has apagado la luz, la vitro, el horno.. Te empiezas a obsesionar con eso, te sube la ansiedad y la única manera que tienes de bajar esa ansiedad es hacerla compulsión", explica el proceso. Es por eso que, antes de ir a entrenar, se "pasaba media hora o 40 minutos verificando todo eso". Aparte de esto, recuerda, que una vez estaba en el trayecto, "en la primera rotonda", se daba "la vuelta y a verificar todo eso otra vez".

Aparte de esto, también le dio por la higiene. "Me daba miedo tocar cosas o gente porque pensaba que me iba a contagiar de algo", confiesa. "Entonces piensa cómo es ser defensa central en un equipo de primera y tienes que marcar a un delantero, pero no demasiado cerca porque ese sudor te puede contaminar", recuerda. El TOC le llevó a no querer "tocar nada ni a nadie", por lo que empezó a ser "el futbolista mas antipático de primera división". "No me atrevía a darle la mano a un aficionado, ni a coger sus bolis para firmar autógrafos", se lamenta en este vídeo.