El Puche es un barrio vulnerable situado a apenas 10 minutos de coche desde Almería. María Avizanda se ha trasladado hasta este lugar, que se levantó de forma temporal para realojar a quienes perdieron sus casas por unas inundaciones, donde hoy viven más de 15.000 personas en una situación muy precaria, con paro, marginación, falta de oportunidades y permanentes cortes de luz.

Sin embargo, hay jóvenes decididos a que las cosas mejoren y se termine con el estigma que sufren por vivir en El Puche. Es el caso de Yumara Montoya, que cuenta a María cómo al salir de este suburbio "notas ciertas miradas que te hacen agachar la cabeza". Explica que cuando terminó sus estudios obligatorios se matriculó en el ciclo formativo de Atención a Personas en Situación de Dependencia, pero no pudo acabarlo porque las clases durante la pandemia eran online y en el barrio "no hubo ni un minuto de luz en seis meses".

"Cuando iba a mis clases presenciales veía que el resto de mis compañeros iban al día y yo pensaba '¿de qué hablaís?'", comenta Yumara, que asegura que no tuvo las mismas oportunidades que el resto: "Lo mismo mi situación le pasa a una del centro y se buscan alternativas". Hoy en día, afirma que está haciendo un voluntariado "para fortalecer la lectura de los niños dentro del barrio".

María también habla con Ahmed 'Mestizo', un rapero de El Puche en cuyas letras se encuentra una importante carga social en la que, explica, transmite "la parte buena del barrio, la que nadie quiere ver". Apunta que también ha vivido el estigma de vivir allí: "Sales del barrio, te echas colegas, conoces a sus padres, les caes bien hasta el momento en que dices '¿tu hijo se puede venir a mi casa?' y te preguntan '¿dónde vives?' y ya pues no te dejan", afirma este joven, que defiende que por este motivo ha perdido "demasiadas" amistades. Sobre quiénes son sus referentes, lo tiene claro: "Mi madre tiene dos trabajos, tres hijos, lleva una casa sola y es mi mayor ejemplo".