Con la recién aprobada ley de la vivienda y Pedro Sánchez ofertando pisos con alquiler social y asequible, El Intermedio ha salido a la calle para preguntar a los jóvenes españoles a qué estarían dispuestos a renunciar para tener un alquiler barato.

Por un piso de 100 metros cuadrados por 200 euros al mes, un chico asegura que renunciaría a sus mascotas: "Con lo que me ahorro les pago un hotel a ellas y yo vivo en ese pisazo", afirma. Otra chica apunta que aceptaría no poder usar Internet dentro del piso, aunque "igual pasan dos meses y me vuelvo loca" o "un poco abuela, porque empezaría a hacer punto, puzzles o jugar con los Lego".

Otra chica comenta que estaría dispuesta a dejar a su pareja, a pesar de que "lo hace bien todo, cocinar, planchar, amar", mientras que otra joven explica que vive con su hermana y que "es insoportable". "Cocina muy bien, lo único que puedo decir de ella bueno", afirma esta chica, que incluso aceptaría que su ex fuera su vecino con tal de tener su propio piso: "Él era muy rencoroso y muy subnormal, pero a pesar de todo me quedo con el piso", afirma.