Ángel Hernández recibe a Gonzo en su casa para tener una entrevista tras haber ayudado a morir a su mujer. Reconoce que está afectado, a pesar de que "la situación venía de atrás". Concretamente hacía tres meses que su mujer María José Carrasco y él habían decidido que llevarían a cabo el suicidio asistido para acabar con el sufrimiento de ella.

"Cuando más he descansado fue cuando salí de los calabozos, tras 48 horas allí sin poder dormir". Fue precisamente allí, en los calabozos, donde Hernández hizo el duelo: "En silencio pude llorar a mi mujer". Explica que una pareja de policías le custodiaron desde su domicilio hasta el calabozo de Plaza de Castilla. Tras ser esposado, los agentes le preguntaron que si querían que le tapasen las esposas: "Yo no soy un delincuente", respondió Hernández.

María José y Ángel ya habían hablado sobre cuánto la echaría de menos

Ahora, ya en la casa en la que vivían juntos, cuenta que la echa de menos, y explica que era algo de lo que había hablado con María José. "Pude venir a dormir a la casa porque me dijo: 'Tú siempre que me eches de menos piensa en lo que o sufría, ya verás como no me echas de menos".

Echa de menos el poder ayudarla porque, a pesar del sufrimiento, para Hernández "era maravilloso estar aquí aunque ella pudiera hablar poco". Cuenta que prácticamente a diario veían una película, o él le leía un libro. Recuerda lo que María José le decía cuando se quedaba dormida durante la lectura: "Me gusta escuchar tu voz, me alivia y me hace descansar".

Para él, era maravilloso estar con su mujer "cuando estaba bien", pero no cuando la veía sufrir. "Yo también sufría mucho, tenía que hacer que esto terminara como me había pedido últimamente", explica.

Ángel cuenta que la última noche de María José fue "la mejor noche durante mucho tiempo, yo creo que se relajó". Charlaron como todos los días y siguieron con la rutina habitual: "Ella estaba contentísima porque sabía que se iba a hacer". Él, en lo único que pensaba es en que ella no le notase que estaba nervioso.

La primera llamada de Ángel Hernández para comunicar la noticia

Ángel Hernández explica que la primera llamada la hizo a El Intermedio. "Tenía mucha confianza, os había conocido en octubre y en esa conversación que tuvimos ella y yo hablamos de eso. Había que distribuirlo a los medios".

La estrategia, cuenta, era de los dos: parte de campaña judicial y parte de campaña de concienciación, que para Hernández y Carrasco es lo que más pesa. "Hay que divulgarlo porque hay cientos de personas en la situación de María José", reivindica, y explica que han intentado poner un "granito de arena": "Si yo me oculto y lo hago y no se sabe nada, ella hubiese sido una fallecida más".

Asume que él había dilatado el momento, confiando en que los políticos aprobasen la ley de eutanasia, pero tras la disolución de la Cámara, pensó que ya no había nada que hacer.

Al ser preguntado sobre a qué va a dedicar su primer día sin nada que hacer, Ángel responde que va a salir a la calle: "Voy a ir al cine, y ver una película allí después de más de veinte años".