Fausto Canales tiene 90 años y, como a muchos otros, el Tribunal Supremo le ha dado luz verde para poder exhumar los restos de sus seres queridos del Valle de Cuelgamuros, poniendo así fin a una lucha que se remonta décadas atrás. Junto a Andrea Ropero, recuerda cómo era su padre, fusilado por el ejército golpista en el 36, y relata cómo ha sido su batalla judicial hasta llegar a este momento.

Sobre los recursos de organizaciones de extrema derecha para frenar los procesos de exhumación, asegura haberlos visto con "consternación, estupefacción e indignación": "Muchas veces he dicho 'no tenéis más que poneros en el lugar de los familiares de las víctimas'", comenta Fausto, que afirma que "hemos pedido justicia y reparación. No ha podido existir, pero ahora lo mínimo es recuperar los restos de tus seres queridos para tener un sitio donde llorarles y llevarles flores".

Considera que la verdadera causa de esta resistencia "es porque no quieren que se toque ese monumento que es el máximo símbolo del franquismo" y apunta que "ninguno de los gobiernos, hasta este, ha tenido voluntad política de hacer algo con nuestras peticiones". Además, lamenta "que mi madre y mi hermano no lo van a poder ver".