En una nueva entrega de Mujer tenía que ser, Sandra Sabatés ha podido charlar con Clarissa Ward, corresponsal jefa de Internacional de la CNN, con la que ha tratado diferentes cuestiones sobre conflictos recientes como Ucrania o Afganistán, así como de su experiencia particular como reportera en zonas de conflicto.

Lejos de considerar el ser una mujer occidental en países como Afganistán, Siria o Yemen un hándicap, Ward cree que esto le ha otorgado "una extraña libertad" que le ha permitido sentarse con hombres en una sala, aunque en algunos casos "sea un poco incómodo", pero también hablar con las mujeres: "Mis colegas hombres en zonas conservadoras de Siria o Afganistán no pueden hablar con las mujeres", afirma. En este sentido, se pregunta "¿Cómo pueden contar las historias de una guerra si no pueden entrevistar al cincuenta por ciento de la población?".

En la mayoría de casos, la corresponsal de la CNN considera esto una "ventaja", pero también señala que hay otros lugares donde ser mujer "me ha hecho sentir más vulnerable, en particular por una posible agresión sexual". La periodista recuerda con Sandra Sabatés un episodio de acoso con el hijo de Gadafi, y destaca que "más que intentara besarme en la parte de atrás del coche", lo que le resultó más incómodo fue que en la cena anterior a eso "me marginara, no me permitiera hablar, no me escuchara". Su relato al completo, en el vídeo sobre estas líneas.

"Hay historias muy importantes que deben ser contadas"

La reportera de CNN Clarissa Ward explica en este vídeo de 'Mujer tenía que ser' cuál es la mayor recompensa por su trabajo y algunas de las dificultades con las que se ha encontrado.