María Avizanda señala que la discriminación por edad, los problemas de renta, la falta de soporte sanitario o emocional tienen un efecto directo a la salud tanto física como mental de los mayores, asuntos que, según cuenta, "suelen verse agudizados en el caso de las mujeres mayores".

"Nosotras, como somos socializadas como seres para los otros, ofrecemos todo lo mejor a los demás, cuando en realidad deberíamos aprovechar para comer mejor, descansar más o delegar más", comenta Anna Freixas, catedrática de psicología y autora del libro 'Yo vieja', y advierte que hay que aprender a ponerse "las gafas grises, todo aquello que te pasa porque te ven mayor".

Freixas indica que hay tres momentos de entrada en la libertad, la menopausia, la jubilación y el "devenir single", empezar a vivir una vida por ti misma, sin una pareja y explica que les dice a "sus viejas" que lo mejor que les puede pasar es que sus hijos las quieran poco porque "el mal amor de los hijos, a veces, es una especie de merengue que te infantiliza e inutiliza. Ser una vieja libre es complicado, incluso por este proteccionismo que nos limita".

Sobre las políticas publicas, manifiesta que "hay intentos muy interesantes, pero hay mucho que trabajar" y destaca que lo primero es que "las pensiones más bajas sean compensadas", puesto que "la pobreza y la enfermedad van unidas", asegura. "Si mejoras la situación económica de una mujer u hombre mayor mejoras su salud. Necesitamos políticas que tengan una mirada no penosa sobre la vejez sino una mirada empoderadora".