Gloria tiene 85 años es jubilada, pero sigue echando una mano a su hijo y le ayuda vendiendo ajos en el mercadillo de Palomeras.

Su pensión es de viudedad, y le corresponden 600 euros. Lo poco que tiene, "es para los hijos", asegura. Tampoco duda en ayudar a los nietos: "Si ellos necesitan cinco euros, yo se los doy".

Lleva trabajando toda la vida, y dice que sigue teniendo mucha agilidad y "una vida muy sacrificada". Un cartón de leche y un paquete de galletas son sus grandes manjares. Eso, con un poquito de verdura, es lo que come cada día.

"Hay que estirar la cuerda para llegar a fin de mes, porque luego los pagos nos comen", se lamenta Gloria. Después de "pagar la luz, el agua, la comunidad y el gas", lo que le sobra, es para ayudar a su familia.

El canto de un pensionista pidiendo que la situación "tiene que cambiar": "¡Defendamos las pensiones!"