Roto de dolor, pero sin rencor,Máximo Huerta habla sin tapujosde cómo su padre era un maltratador. "Mi padre ha marcado mi vida, fue un hombre al que, seguramente, no quisieron bien y por eso no supo querer. Era muy rígido y violento y yo me acostumbré, me acostumbré a las palabras demasiado graves", lamenta.

"Mis amigos me dicen que salía poco. Yo prefería quedarme en casa protegiendo a mi madre porque, si estaba, era la protección de vida, el seguro de vida de mi madre era yo", añade.

En este sentido, el escritor apunta que si él se encontraba en casa, su padre no actuaba igual: "Se podía cortar, no sé qué pasaba cuando yo me iba".

"Yo soy hijo de una familia que no se quiso, la única cosa que les unía era yo, mi padre era muy duro y con una mirada ya había miedo. Mi madre preguntaba cuándo se moriría mi padre porque eso significaba su libertad y la mía. Vivimos así toda la vida", recuerdaMáximo Huerta.

Además, relata cómo se sentían él y su madre cuando por las noches su padre volvía a casa: "Cuando se oían las llaves de la puerta la vida cambiaba, solo el sonido de las llaves de mi padre ya era el miedo. Yo conozco el miedo y, lo que es peor, me acostumbré al miedo. Me acostumbré de niño al miedo, sé cómo sabe".