Recuerdos de la adolescencia
Alaska recuerda con un amigo cuando iban "a beber litronas al Parque del Oeste": "Yo nunca he bebido, por si lo oyen mis nietos"
Tras entrar en una tienda de discos y reencontrarse con sus grandes ídolos en vinilo, Alaska se dirige a la siguiente parada de El camino a casa. Sin embargo, alguien detiene sus pasos para pedirle un autógrafo. Alguien que ella conoce muy bien.
"¿Para quién te pongo?", pregunta Alaska al desconocido que acaba de interrumpir la grabación de El camino a casa para pedirle un autógrafo. "Pon: 'Para Juan Luis Lozano, no te olvido'". Sus palabras hacen que la artista vuelva a estudiar la cara de esa persona anónima y acaba descubriendo que no es tal. Él es uno de los grandes amigos de su infancia y adolescencia al que ha hecho referencia en múltiples ocasiones a lo largo del programa.
La emoción es más que visible en su rostro y no duda en darle no uno, sino dos largos abrazos. "Esto es lo que más ilusión me puede hacer del mundo", reconoce. "Me habéis hecho llorar a mí", confiesa Albert Espinosa, espectador de tan tierna escena. "Lleva hablando de ti toda la mañana, la persona con la que iba a escuchar discos...", comienza a decir el presentador. Juan Luis asiente. "Escuchábamos mucho... tenemos muchas anécdotas". Alaska afirma que a él le debe "todo". "Eres el cómplice que yo tuve", asegura.
Juan Luis recuerda su sorpresa al conocerla. "Yo vi a una niña con faldita, que venía con mi hermana y la descubrí un día mirando discos de MC5, de Iggy y los Stooges, de Question Mark y los Mysterians", rememora. Desde aquel momento, Alaska empezó a salir con él y sus amigos, "que eran mayores", recuerda ella orgullosa. Él tiene algunas fotos de aquellos días.
"¿Esto es en Ingenieros de Caminos? Mi primera borrachera", anuncia la artista. "Fue sin mi consentimiento", intenta defenderse él. "Mi madre llamó a tu madre. Le dijo, '¿cómo ha llegado la niña?' y él el pobre no decía nada", cuenta a Albert. Ninguno de los dos recuerda dónde se hizo la última foto. "¿No sería el Parque del Oeste, cuando nos íbamos a tomar litronas al Parque del Oeste?", se pregunta ella entre dientes. "Yo no sé, yo nunca he bebido. Lo digo por si lo oyen mis nietos", bromea él.