La primavera parece sentarle bien al coronavirus. Así lo indica un estudio que ha concluido que los contagios de COVID-19 pueden aumentar cuanto mayor es la cantidad de polen presente en el aire.

Según la revista científica 'PNAS', la exposición al polen debilita la inmunidad contra ciertos virus respiratorios estacionales al disminuir la respuesta del interferón antiviral.

Para llegar a esta conclusión, estos investigadores realizaron un análisis de datos sobre las infecciones por COVID-19, el polen en el aire y los factores meteorológicos. Así, descubrieron que el polen, en sinergia con la humedad y la temperatura, explicaba un 44% de la variabilidad de la tasa de infección.

En este sentido, explican que las tasas de infección aumentaron después de concentraciones más altas de polen con mayor frecuencia durante los cuatro días anteriores. Este, dicen, es un factor que no se puede controlar, ya que depende de la naturaleza. Pero sí recomiendan evitar la exposición en los días con más polen y utilizar mascarillas con filtro de partículas.