Jennifer lleva limpiando las oficinas de Correos de Bilbao desde hace 29 años y reconoce a laSexta que jamás le había pasado "nada parecido a esto". Tanto ella como el resto de sus compañeros llevan "sin cobrar desde julio". Para ella, significa "dos meses sin pagar una hipoteca", ni pagar los estudios de un hijo que tiene de 18 años. No es el único caso.

Mikel lleva con ellos desde el pasado diciembre. Cobra una ayuda del gobierno vasco para pagar el alquiler porque, nos cuenta, "su salario tampoco es que sea nada del otro mundo". Precisamente, por el impago de la empresa de limpieza, el Ejecutivo autonómico le ha retirado las ayudas, "por el hecho de que yo no había pagado el alquiler porque no tenía dinero". Ha tenido que pedirle el dinero a su novia.

Como ellos, más de 800 empleados de hasta 15 provincias de nueve Comunidades Autónomas. Muchos de ellos, acumulan retrasos desde mayo.

Miguel Ángel Portal, encargado de esos empleados bilbaínos, explica que la "situación tan complicada" por la que está pasando. Él no solo no está cobrando, sino que está desesperado por que la empresa les haga caso. SCT.ACVA, antigua Limpiezas J. Córdoba S.L., no les responde, así que han pedido a Correos que tome cartas en el asunto. Pero la respuesta por parte del servicio público también ha sido silencio.

Correos subrogó sus servicios de limpieza a esta empresa el pasado diciembre. Sin embargo, tal y como denuncian los sindicatos, en ese concurso la empresa carecía "de la documentación mínima obligatoria que establece la ley, por lo que la adjudicación del contrato debería ser nula de pleno derecho". La licitación, informan los sindicatos, rondó los 24 millones de euros.

"No se están cubriendo las sustituciones porque no hay personal, porque no hay personas que quieran venir a trabajar sabiendo que no van a cobrar", explica Portal.

l resultado son kilos y kilos de basura, papeles y paquetería, acumulándose en muchas centrales de Correos desde hace más de dos semanas. Ni siquiera los clientes se salvan de evitar la porquería que se amontona hasta en la recepción de las oficinas.

Los trabajadores han convocado varias concentraciones en distintos puntos del país. Reclaman que se internalicen sus servicios y unas jornadas laborales dignas. Pero sobre todo, piden algo tan básico, como que se les pague por ir a trabajar.