Un año después de que la pandemia comenzara a hacer mella en España, las fiestas ilegales siguen repitiéndose cada fin de semana. Desde el pasado viernes, se han desarticulado 414 fiestas ilegales solo en Madrid capital, y la irresponsabilidad continúa extendiéndose por todo el país.
En Corralejo, Fuerteventura, la Guardia Civil disolvió una fiesta de 50 jóvenes que, entre escombros, polvo y sin luz en un complejo de ocio abandonado, bailaban y consumían alcohol. Sin embargo, la mayoría consiguió escapar y solo diez pudieron ser multados.
La Policía Local de Mislata, Valencia, también ha tenido que actuar este fin de semana disolviendo un macrobotellón en un parque. A pesar de que en un principio los implicados salieron corriendo, cuando vieron que los agentes habían detenido a uno de ellos, algunos volvieron hacia la comisaría a tirar piedras contra el edificio. Los agentes locales tuvieron que pedir ayuda a la Policía Nacional, que acabó cargando contra ellos. Finalmente dos personas fueron detenidas, una de ellas menor de edad, y un policía resultó herido leve de un puñetazo.
Los vecinos de Murcia también han denunciado las peles que, afirman, se suceden cada fin de semana al arrancar el toque de queda. Según los residentes de la zona, cuando cierran los bares la fiesta se torna en agresiones.
Barcelona también ha vivido un fin de semana frenético por las fiestas ilegales. Las imágenes de la zona de Born muestran decenas de personas sin mascarilla o, en su caso, mal puesta, mientras consumen alcohol en plena calle. Lo mismo ocurre en Madrid, donde cada fin de semana la situación se repite en los locales que incumplen las normas e incluso en pisos que, con las ventanas abiertas y la música muy alta, son un reclamo para los agentes.
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