Amparo [nombre ficticio] recibió una terrible paliza a manos de su ex pareja, que solo paró de golpearla cuando pensó que estaba muerta. El juicio es en junio, pero ella teme no llegar viva, ya que él se encuentra en libertad.

Esta mujer, que rehúsa dar su nombre por miedo, denuncia la falta de efectivos para atender a las mujeres que, como ella, son víctimas de violencia machista.

"Claro que tengo miedo", admite, "mira cómo me dejó la cara". Se refiere a las secuelas físicas de la brutal paliza que le dio su novio, que solo paró de pegarle cuando la dio por muerta.

Apenas dos meses después, su agresor ya estaba en libertad y, desde entonces, ella vive pendiente del dispositivo de seguridad que la avisa si él infringe la orden de alejamiento. Ya le ha denunciado en tres ocasiones por quebrantarla.

"Cada vez que me pita el aparato es como que estoy enganchada, unida a él todavía", cuenta Amparo, que asegura que su ex pareja la sigue amenazando a través del móvil de terceras personas.

Una situación que la obliga a cambiar constantemente de casa y de trabajo. "He tenido que cambiar de vivienda tres veces", relata, "en las tres que he estado me ha localizado".

La Fiscalía pide para él ocho años de cárcel por lesiones y detención ilegal. Pero, pese a que el juicio se celebrará en junio, ella se siente desprotegida y asegura que faltan medios destinados a las víctimas de malos tratos.

"Estoy viva de milagro, nadie me ha tomado en serio", denuncia. "Pido que nos escuchen y pongan más efectivos".