El chapuzón ideal tiene aguas turquesas, acantilados y está en Galicia, en un lugar aparatado de la civilización. Pero esta famosa balsa en realidad es una mina. Allí el agua está llena de aluminio y el clima es de niebla abundante. Hasta hace poco se había convertido en un baño idílico para decenas de instagramers, aunque les está saliendo rana. "Estuvimos vomitando y con ronchones en la piel una semana", comenta en su cuenta de Instagram un afectado.

Sonia Bolaño, médica de Urgencias del Hospital Universitario de A Coruña, explica que este agua "produce irritación, enrojecimiento, prurito y, a nivel de la piel, puede producir dermatitis tipo costra, sarpullido o picor". Los ecologistas llevan años pidiendo a la Xunta que selle esta mina de donde los constructores extrajeron cuarzo y áridos.

"Hay que exigirle a las empresas mineras que obtienen los beneficios de esas explotaciones que cumplan la ley y procedan a su restauración ambiental", reclama Serafín González, miembro del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia (CSIC). Además, desde el ayuntamiento de Carballo llevan seis años denunciando el riesgo de desprendimiento. La situación de peligro "es inminente"según ha declarado el concejal de Obras de Carballo, Luis Lamas.

Por su parte, la Xunta dice que es la empresa que explotó la mina la que debe sellarla, y que lleva desde 2016 pidiéndoselo. Aunque los ecologistas, por otro lado, dicen que es el gobierno gallego quien tiene la obligación de vallarla. Y mientras, en el Monte Neme, como en otro lago ruso que en realidad es un basurero, las historias de amor pueden acabar en el hospital.