Un turista ingles se coló en las instalaciones del mundial de Natación de Barcelona y saltó a la piscina desde el último trampolín que está a 27 metros de altura.
El joven se había colado con una amigo en las instalaciones y el salto casi le cuesta la vida. Desde esa altura se puede llegar a caer a 80 kilómetros por hora, y si el agua está estanca, es decir, muy plana, es como golpearse contra el suelo.
"Tiene efectos similares a como si cayeramos sobre un sólido. Podemos rompernos por dentro", explica Juan Carlos Segovia, de la Escuela de Médicos del deporte. El joven tuvo que ser rescatado. Sufrió politraumatismo y ha estado ingresado en el hospital 48 horas.
El salto que realizó es un ejercicio muy complicado y peligroso hasta para los expertos. "Es muy peligroso. Necesitan protección, necesitan el cálculo del espacio y la profundidad de la piscina", cuenta Mauricio Silva, fisioterapeuta y exdeportista olímpico.
La seguridad del recinto estaba coordinada por los Mossos d'Esquadra y solo un vigilante controlaba la zona. Él fue quien dio la alerta cuando vió a los dos chicos subir por la torre de los trampolines.
Los dos eran británicos, igual que el joven que se precipitó del cuarto piso de su hotel de Mallorca en un nuevo posible caso de balconing. El joven fue hospitalizado con pronóstico muy grave.
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