Los testimonios de los pasajeros del autobús siniestrado este lunes en los Lagos de Covadonga, en Asturias, están ayudando a los investigadores a reconstruir qué pudo pasar para que el autocar se saliera de la vía y acabara dando dos vueltas de campana. Varios viajeros coinciden en que volcó después de frenar y cruzarse con otro vehículo que circulaba en dirección contraria.

"Lo que he notado ha sido que se le iba la rueda trasera al autobús, se ha debido de desprender un poco de asfalto, y hemos volcado", indicaba Javier Sanz, uno de los viajeros heridos, en la misma escena del accidente. "Venía gente de frente, hemos frenado un poquito y ha rozado en los bajos", señalaba por su parte Verónica Martín, que también iba en el autobús, ambos en declaraciones recogidas por 'La Nueva España'.

Por su parte, Guillermo Izquierdo, uno de los niños que viajaban en el autobús, explicaba al mismo medio que temió que el vehículo explotara: "Nosotros, por mala suerte, hemos tenido que salir por abajo", precisaba el pequeño. "Mi hermana se estaba pegando el susto, no de la vuelta, se estaba pegando un susto de que a lo mejor explota. A mí también me ha dado miedo", relataba el menor, que no dudó en ayudar como podían. "Yo estaba intentando que todos se tranquilizasen", aseguraba.

Un accidente que dejaba decenas de heridos y momentos de angustia y tensión, así como trabajo en equipo hasta poner a salvo a todo el mundo. "He ayudado todo lo que he podido, hasta que me ya he venido abajo", señalaba Javier, aún tumbado en el suelo y con el collarín puesto por los sanitarios.

A Verónica, por su parte, le salvó el cinturón de seguridad: "Me he quedado colgada, literal, con el cinturón sobre mi tripa", precisaba la pasajera, que sostenía que los tres pasajeros que salieron despedidos de sus asientos no lo llevaban: "Con las personas que he hablado, que he ido a ver si necesitaban algo, una persona con una pierna rota, el hombro... no llevaban el cinturón puesto", señalaba.

Por el momento, siete personas permanecen ingresadas con heridas de diversa consideración. El que más preocupa es el conductor del autobús, que en todo momento, según testigos, estuvo pendiente del resto de pasajeros. Antonio, un taxista que trabajaba en ese momento por la zona, confirma que insistía en preguntarle por los viajeros, que hoy pueden contar tranquilos lo que podría haber terminado en tragedia.