Los bañistas que en la mañana de este jueves se encontraban en la playa de Poniente en Benidorm (Alicante) han recibido una visita de lo más inesperada. La llegada de una tintorera, también conocida como tiburón azul, de dos metros de largo a la costa benidormense ha obligado a los efectivos de seguridad a desalojar las aguas, creando gran expectación entre los asistentes.

El desalojo forma parte del protocolo para estas situaciones de emergencia, y un equipo de expertos junto a miembros de la Guardia Rural y la Policía Local se han unido para analizar la situación del escualo, informa Alicante Plaza.

En caso de que el tiburón se encontrase herido, una de las razones por las que estos animales pueden acabar en la orilla del mar, los especialistas podrían intervenir para tratarlo. La otra opción que se baraja es que el escualo simplemente haya acabado varado sin presentar daños físicos, por lo que los esfuerzos se centrarían en devolverlo mar adentro.

Varios bañistas han aprovechado la oportunidad para grabar el momento en el que el animal merodeaba cerca de la orilla y subirlo a las redes sociales. A continuación puedes ver los vídeos del momento en que el tiburón se acerca al margen de la playa.

El revuelo provocado por la visita del escualo ha hecho que los veraneantes hayan olvidado las normas de distancia de seguridad por la pandemia, situación que ha denunciado uno de los usuarios de Twitter presentes en la playa. Como puede verse en la imagen bajo estas líneas, los bañistas se agolpan cerca del lugar de la orilla donde el animal trata de nadar.

Sustos que pueden ser mortales

El suceso de Benidorm se ha quedado en una anécdota para los veraneantes, pero conviene aclarar que la tintorera rara vez ataca a los humanos. Según el registro de ataques de tiburones del Museo de Florida, entre 1580 y 2013 solo se tiene constancia de trece incidentes con mordedura de este animal a un ser humano, y solo cuatro de ellos resultaron en la muerte del atacado.

A pesar de que los ataques de tiburón no son comunes, los pocos que se producen al año suelen ser espectaculares y, en algunos casos, mortales. El pasado mes de mayo en Australia un surfista de 50 años no pudo sobrevivir al ataque de un tiburón blanco, a pesar de que fue rescatado por los servicios de emergencias. El ataque obligó a clausurar la playa donde se produjo el suceso.