El Supremo ha levantado la sanción que los mandos de la zona de Tenerife impusieron a un sargento primero de la Guardia Civil que durante una patrulla aparcó el coche de la benemérita cerca de una zona de "botellón" para observar, según dijo, "a las meonas", es decir, a jóvenes bebidas cuando orinaban.

El sargento fue sancionado por resolución del General Jefe de la Zona de la Guardia Civil de Canarias por conductas gravemente contrarias a la dignidad de la Guardia Civil. El guardia recurrió ante el Tribunal Militar Central, que anuló la sanción de quince días de haberes al considerar que la conducta no fue reiterada, ni extremadamente grave, ni ha tenido trascendencia exterior.

"Súbete al coche que vienes conmigo; vamos a ver a las meonas", le dijo una noche de agosto de 2012 el sargento a un agente de la Guardia Civil de Tenerife.

"Luego el Sargento condujo efectivamente el vehículo oficial con el que estaban prestando servicio a una zona del muelle de Santa Cruz de Tenerife, cercana al Auditorio y donde en aquellos tiempos, y ante la falta de otro lugar más adecuado, aparentemente personas jóvenes que se encontraban bebiendo en la calle en los alrededores realizaban funciones fisiológicas, en concreto las denominadas aguas menores", relata la sentencia.

"El guardia se sintió incómodo, al considerar que lo que pretendía el suboficial era observar mujeres jóvenes realizando las dichas necesidades fisiológicas; pidió permiso para salir del vehículo, lo obtuvo y se mantuvo durante un tiempo en el lugar, en conversación con un vigilante del Auditorio", continúa.