La avenida peatonalizada Castell de Cent, situada en el Eixample, mantiene dividido al vecindario. "Más vida de barrio, menos coche menos ruido", asegura uno. "Hemos ganado mucho en turismo", defiende otra. No todo el mundo opina así.

José María asegura que nunca le gustó la propuesta. "Va bien para los bares y no para los vecinos porque vienen con coche y ambulancias y siempre hay problemas", sostiene. Opiniones hay todos los gustos. También hay quien es neutral. "No es ni para coches ni para peatones. No lo veo ni para una ni para otra", argumenta una mujer.

La transformación de la superisla "sostenible", que abarca cuatro calles y cuatro plazas, costó 52 millones y las obras duraron casi un año. Una trabajadora de una librería recuerda que a su negocio le afectó en la campaña de Navidad. "Fue bastante perdida", añade.

El proyecto vio la luz en junio. Ahora, una sentencia obliga al ayuntamiento a desmantelar este tramo para recuperar el tráfico rodado. Y esto, de nuevo, vuelve a generar debate. "Me parece una barbaridad y una locura. Tendríamos que salir a la calle a reivindicar", expresa una mujer. "Que no lo toquen porque ya hemos sufrido bastante", lamenta otra.

La entidad que lo recurrió, Barcelona Oberta, dice ahora que solo pretenden diálogo con el nuevo Gobierno. En el medio, un barrio, con sus vecinos y sus comerciantes, divididos también por una obra millonaria que ahora está en el aire.