El 26 de abril se celebra el día de la visibilidad lésbica, una fecha que desde hace 13 años recuerda las múltiples discriminaciones que sufren las lesbianas por ser mujeres y por su orientación sexual. Según un estudio de la federación estatal LGTBI, una de cada diez llega incluso a abandonar su trabajo.

Inés es una de las víctimas de la lesbofobia. Asegura que fueron sus compañeros de colegio quienes la sacaron del armario contra su voluntad: "No de muy buena manera, con burlas... las que pensaba que eran mis amigas, igual no eran tan amigas". En ese momento, asegura que dejó de ir a clase: "Mis notas bajaron bastante y no me han permitido entrar en la carrera que quería", ha explicado.

Una problemática que se repite en el ámbito laboral. Una de cada diez mujeres lesbianas asegura haber dejado su trabajo por problemas derivados de su orientación sexual.

La coordinadora de políticas lésbicas FELGTB, Cristina Pérez, ha asegurado que entre los motivos "destacaban las bromas, el miedo al aislamiento y el miedo a represalias".

Sin embargo, la discriminación se extiende a muchos más ámbitos. Por ejemplo, Pilu Velver aún no ha podido registrarse como madre a pesar de que ya ha pasado más de un año desde que naciera su hija.

"Cuando somos dos madres y no hay un matrimonio previo solamente se reconoce la filiación de la madre biológica y la otra madre tiene que acceder a la filiación a través de un proceso de adopción", ha explicado Pilu.

Legalmente, por tanto, no es su madre ni para disfrutar de la baja de maternidad, ni para llevarla al médico ni para hacerse cargo de su hija si, por ejemplo dice, a Noelia, su pareja, le pasara algo. "Tendría que recurrir a la buena fe de su familia para que la adopción continuase", ha añadido.

Marta y Noe se tuvieron que casar en plena pandemia sin poder celebrarlo para filiar a su bebé. Algo, dicen, "discriminatorio", ya que en una pareja heterosexualidad "se da una presunción de paternidad, nadie les pregunta".

Es decir, en ese caso el hombre solo tiene que presentarse como el padre del bebé, sin necesidad de pruebas que lo acrediten para que quede registrado como tal.