La patata frita es un auténtico manjar de la gastronomía de todo el mundo y uno de los alimentos que más se usan en la cocina, ya sea como acompañante o como plato principal. Por eso, es importante depurar nuestra técnica y convertirnos en auténticos chefs a la hora de cocinarla.
El secreto de una buena patata frita es que esté crujiente por fuera y tierna por dentro. El truco es, según aseguran en Bélgica (donde es el plato estrella nacional) freír las patatas dos veces. Primero, a baja temperatura y después, con el aceite lo más caliente posible. Ya solo queda añadir un poco de sal.
Pero también hay otros métodos caseros para conseguir el sabor y la textura perfecta. Embadurnarlas con harina de maíz antes de freírlas hace que el resultado sea extracrujiente. Para hacer una salsa muy socorrida y deliciosa, solo necesitamos mantequilla y ajo machacado y terminar de freírlas con la mezcla.
Los más atrevidos también querrán probar esta receta, con harina de maíz, sal, pimentón, curry, ajo machacado, perejil y huevo. Ahora solo hay que mezclarlo todo bien, añadir las patatas y a la sartén todo junto.
Aunque no debemos olvidar que se trata de un alimento muy calórico, con lo que debemos consumirlo con moderación.