La joven cuenta detalladamente lo sucedido dentro del portal, el lugar donde denuncia que se cometió la agresión sexual: "Llegamos al cubículo ese y fue cuando empecé a sentir más miedo. Noté que me quitaban la riñonera, sujetador y me desabrochaban el jersey. Empecé a sentir aún más miedo cuando me agarraron la mandíbula".
La víctima cuenta que en ese momento se
bloqueó: "Cuando me vi rodeada sentí miedo, no sabía cómo reaccionar y
reaccioné sometiéndome. Estaba con los ojos cerrados, en estado de shock".
Asegura que no pudo ni mirarlos y que no
intercambiaron palabras, que solo hablaban entre ellos: "No me daba la vista para verles la cara, solo
veía tatuajes, escuchaba alguna que otra risa. Recuerdo que uno decía 'quillo,
quillo, me toca a mí'".
La chica admite que besó
a uno de ellos después de conocerlo en la verbena, pero que comenzó a tener
miedo de camino a su coche: "Uno me adelantó. Se puso a la altura de un portal
porque había una chica timbrando y ellos se fueron escorando hacia el portal".
Sobre los días
posteriores a los hechos, afirma que hasta llegó a sentirse culpable: "(…) Porque
no tenía que haberme puesto a hablar con gente que no conozco… se me quitaron
las ganas de hacer cualquier cosa… tenía pesadillas, insomnio".
La joven niega que las relaciones fuesen consentidas y que si les
denunció fue porque consideró que habían cometido un delito.