Lamine Thior nos cuenta que la Policía le ha parado e identificado más de 40 veces en un solo año. La razón, dice, su color de piel. La más surrealista, mientras anclaba una bici del servicio de alquiler de Bicimad en el centro de Madrid. "De repente, me gritaron: '¡Deja el móvil, deja el móvil! ¿De dónde has sacado esta bicicleta?' Y yo: 'De la estación de bicis'. '¿Puedes demostrar que es tuya?'", rememora Thior. "Cuando ya vieron que todo estaba correcto me dijeron: 'Bueno, no te hemos parado por nada en especial. Es que están robando bicis últimamente y estos son paradas aleatorias'. Y respondí: 'Pues tengo una suerte, porque las aleatorias siempre me tocan a mí", resalta este activista y comediante afincado en España desde pequeño.

Samuel Tavares (Bronny) también nos explica que ha sufrido el mismo calvario. En su caso hasta 20 veces en un año. "A mí, por tener un tono más blanco, se me atribuye directamente que puedo pertenecer a una pandilla. Muchas veces me ha pasado yendo al trabajo, y por culpa de estas cosas casi pierdo uno", detalla este joven de 27 años. "El daño psicosocial que nos provoca es bastante intenso porque te paran y la gente mira. Y está muy inoculado en la sociedad que si te paran y eres afrodescendiente, es que has hecho algo malo: que has robado, que has cometido algún tipo de delito... Implica, de alguna forma, que no seas normal", prosigue Bronny, que entiende que España es un país racista. "El hecho de que Vinicius Jr. haya puesto el foco en el tema del racismo hace que se visibilice más. Pero también es verdad que Vinicius tiene muchos recursos económicos. Y la mayoría de las personas a las que nos sucede esto no tenemos esos recursos", añade.

Un estudio realizado por Rights International Spain hacía públicos los resultados de una encuesta que trataba de evidenciar que la actividad policial sigue condicionada por cuestiones discriminatorias, muchas veces racistas. El muestreo englobaba a 40 organizaciones y colectivos involucrados en la lucha antirracista. El 97% de ellas eran conscientes de que existían paradas por perfil racial. Casi la mitad tenían recogidas quejas por parte de personas afectadas, un tercio tenía a integrantes que habían sido testigo de algunas de ellas y un 8% conocía a alguien cercano al que le había sucedido.

Alquilar un piso para la madrileña Marian Nvumba, de origen guineano, es una auténtica odisea. Cuando realiza la primera llamada, al tener acento madrileño, todo va bien. Pero cuando ven su foto de Whatsapp empiezan los problemas. "Una vez, en cuanto vio el arrendador en mi foto de perfil que era una persona negra, me empezó a decir que el banco le ponía muchos problemas para hacer la operación de alquiler y encima, era verano, y su familia iba a ocupar el piso durante una temporada. Ósea, te dicen básicamente 'que no' de muchas maneras no directas. Pero al final es una casualidad de que esto lo pase a ti y a las personas que se parecen a ti. Es decir, que sean racializadas", argumenta.

La doctora en Educación de la Universidad Complutense de Madrid, Patricia Rocu, ha elaborado dos guías para que el profesorado incluya en sus aulas la perspectiva de raza. Manuales que abogan por educar erradicando las discriminaciones, que ella misma sufre cuando va a visitar a sus alumnos a algunos centros educativos. "Resulta una sorpresa que seas la profesora universitaria por tu imagen, por ser una persona negra... De alguna forma, no se me ubica en ese contexto", desgrana.

Pedro empezó a trabajar en un restaurante en León y su jefa, según cuenta, la tomó con él cuando se enteró de que era de etnia gitana. "Me sacó del comedor, no me dejaba servir ya mesas, me tenía muy controlado... Era una persona que ni me miraba a la cara y que me decía este tipo de perlas: 'Tienes que leer más y aplicarte en los estudios, en vez de sentarte con tus primos a tomar litronas y tocar guitarras'", recuerda Pedro, que fue despedido. No obstante, gracias al apoyo legal que le brindó la Fundación del Secretariado Gitano, consiguió que un juzgado de lo Social de Léon declarara nulo su despido por vulneración de sus derechos fundamentales y le impusiera a la propietaria una indemnización de 7.501 euros.