Podrían ser gaviotas u otras aves silvestres las que llevaron el brote de gripe aviar en octubre hasta la granja de visones de Carral en A Coruña. Así lo recoge un nuevo estudio científico liderado por una viróloga española.

Los visones se criaron en un edificio parcialmente abierto y por eso podrían haber estado en contacto con las aves, según apunta la investigación. Se da la circunstancia de que la propagación coincidió con una ola de infecciones en aves marinas.

Los expertos advierten de que las granjas de visones que haya en España deben extremar las medidas de bioseguridad y que los animales no tengan contacto con el exterior.

El virus habría mutado en la explotación peletera transmitiéndose entre mamíferos, y esto es lo que ahora preocupa, porque puede suponer un paso a la transmisión en seres humanos. "Estos virus nuevos, mutados o recombinados pueden suponer un peligro para la especie humana, y eso es lo que nos debe preocupar", apunta el veterinario e investigador Juan José Badiola. Esto aunque es poco probable puede ocurrir. Ya en Asia se han reportado casos de transmisión directa de aves enfermas a humanos.

Tras el brote la Xunta de Galicia decidió matar a los 52.000 visones de la granja y se realizaron pruebas a los 11 empleados que estuvieron en contacto con los animales. Todos dieron negativo en el test de gripe aviar y estuvieron en aislamiento diez días de manera preventiva.

Los expertos piden que se establezcan protocolos estrictos de vigilancia epidemiológica.