Rafael, mariscador de Redondela, y su pareja pasaban un día en la playa de Lourdo cuando decidieron subirse a un flotador con forma de pato hinchable y relajarse echando una siesta.

Las horas pasaban mientras dormían y, cuando se despertaron, aparecieron al otro lado de la ría; además, no tenían remos, por lo que tuvieron que llegar a la playa de Praceres con un palo que lograron alcanzar.

Al otro lado les estaban esperando dos patrullas: una de Policía Nacional y otra de Local, que habían sido avisadas por la gente del lugar al ver el flotador a la deriva.

Entre ambos lugares hay 2 km de distancia, por lo que les resultó extraño e incluso se asustaron bastante en el momento; ahora se lo toman como una aventura, pero la mujer de Rafael ha decidido no volver a saber nada del incidente ni del patito.