En declaraciones a los periodistas en el muelle donde ha atracado el primer barco de la flotilla del Aquarius, ha señalado que este acontecimiento marca "un antes y un después", y ha pedido que se atienda a los refugiados que siguen llegando a las costas españolas.

Según ha dicho, es "un día de emociones", y ni aunque lo hubiera soñado hubiera creído que esto podía pasar ver desembarcar a estos migrantes, a cada uno de los cuales le esperaban tres personas, entre ellos un sanitario y un traductor, para "acogerles" y "arroparles".

Vista de los preparativos en el muelle del puerto de Valencia

"Esto es una gozada, uno se siente feliz", ha indicado el padre Ángel, quien ha destacado que la "explosión social de solidaridad" que se produjo hace dos o tres años, cuando los ayuntamientos daban la bienvenida a los refugiados y las familias ofrecían sus casas, se ha reproducido ahora.

Para el padre Ángel, es "una vergüenza" que otros países no traten bien a personas que "vienen huyendo, buscando paz, pan y tranquilidad", pues "no atenderles es falta de humanidad".

Países europeos partidarios del ala dura contra la inmigración

"Pero en Valencia se ha hecho, es un día de estar felices y de estar orgullosos", ha reivindicado el presidente de Mensajeros de la Paz, quien ha afirmado que los niños a bordo "venían aplaudiendo y sonriendo", y ha opinado que "hoy pocos españoles no van a sonreír al ver desembarcar a estos niños".

"Estoy feliz, emocionado y además nervioso", ha confesado el padre Ángel, quien ha destacado que el papa Francisco "estaba conmovido de la rápida acogida" de estas personas en España.

Canciones, bailes, sonrisas y mucha esperanza: las conmovedoras imágenes a bordo del barco Aquarius