Salir del armario cada vez es más fácil en nuestro país, uno de los más tolerantes del mundo con el movimiento LGTBI. Sin embargo, todavía hay camino que recorrer y sigue existiendo una diferencia entre los pueblos y las grandes ciudades.
Manel y Fernando tuvieron que soportar actitudes dolorosas cuando se fueron a vivir a Ordis, en Girona. Aunque en general sus 300 vecinos les acogieron con naturalidad, también han sido víctimas de homofobia cuando les pintaron la furgoneta "con esvásticas nazis de color fucsia y 'gays morid'".
Pero la pareja, lejos de venirse abajo, se hizo más fuerte. Ahora no solo son una pareja de homosexuales, ahora son una pareja "visible y activista". "No querían maricones, pues tomad dos tazas", responden a los autores de las pintadas.
Luis Serrano, portavoz del Colectivo Violeta, nos contaba que "está mejorando la visibilidad en las ciudades pero en los pueblos sigue habiendo homofobia". Pero también hay quien no ha tenido esos problemas, como Diana, que vive en Alcoy y hace un año se visibilizó plenamente como mujer. Aunque tenía miedo, todo lo que encontró fueron apoyos.