Cientos de niñas rohingya están siendo raptadas y vendidas como esposas en Malasia, después de haber tenido que huir del estado de Rajine en Birmania debido a la persecución que sufre su comunidad, ya que son considerados un colectivo apátrida sin derechos. Reuters ha entrevistado a una de estas víctimas, que con tan sólo 13 años ya ha sufrido el trauma de ser vendida a un hombre décadas mayor que ella.

Después de semanas de viaje desde Rajine, donde huyó con toda su familia para evitar la violencia del Ejército birmano, la joven fue raptada por traficantes y separada de sus padres. Según ha explicado entre lágrimas, la retuvieron durante semanas en una celda en medio de la jungla, cerca de la frontera con Tailandia, con decenas de niñas como ella.

Después de retenerla sin apenas comida, sus captores la chantajearon diciéndole que sólo si aceptaba contraer matrimonio con un hombre rohingya podría quedar en libertad. "El traficante me dijo que me había vendido a un hombre y yo le pregunté que cómo podía haber hecho eso. Me acuerdo que durante semanas estuve muy asustada cada día", ha contado la menor.

Después de ser forzada a contraer matrimonio, la joven fue trasladada a Kuatan, en la costa este de Malasia. De acuerdo con su testimonio, no tardó en darse cuenta de que su nuevo esposo era una persona muy abusiva, controladora y agresiva. Le quitó el teléfono móvil del que disponía y le prohibió por completo contactar con su familia. Cuando se enfadaba con ella, llegó a encerrarla durante días en la casa, sola.

Ocho meses después de contraer matrimonio, logró hablar con sus padres. A los pocos días su padre acudió a la casa donde vivía para rescatarla. Hoy en día vive con sus padres y sus cuatro hermanos pequeños en una habitación en las afueras de Kuala Lumpur.

Según ha explicado, aunque ahora se siente mucho más segura, todavía teme que algún día vuelva su marido a buscarla. El hombre se ha negado por completo a concederle el divorcio.