La declaración de la madre de los niños asesinados en Godella, a la que ha tenido acceso Espejo Público, es escalofriante. "Me da mucha pena la muerte de mis pequeños, pero es que habían perdido su alma. No eran mis hijos", confesó a los agentes de la Guardia Civil.

"He matado a mis hijos, me lo ha pedido dios", explicaba la detenida, que argumentaba por qué lo hizo: "Quitarles a Ichel y a Amiel la vida era la única forma de salvar sus almas y salvarme yo misma".

La mujer explicó que mandó al niño a una "escuela" en septiembre y que tras ello, se dio cuenta de que "le habían robado el alma": "Para una madre como yo eso es fácil de detectar. Estaba más violento, más agresivo, se enfrentaba a mí, pero lo peor fue cuando me percaté de que a pesar de su edad era capaz de controlar mi voluntad, hacía conmigo lo que quería".

"Llegó al punto en que también se colaba en mi cerebro y dominaba mi pensamiento. En cuanto a mi hija, es una tristeza, pero nada más nacer le robaron el alma. Es un cuerpo sin alma. La que tenía al morir ahora no es la misma que cuando nació", apunta.

La mujer aseguró también que no tiene "miedo": "Todo lo he hecho por dios. Ella (asegura que dios es mujer) me ordenó que practicara un ritual de purificación y yo cumplí con sus deseos".

La Guardia Civil encontró a la madre de los niños de tres años y cinco meses asesinados en Godella escondida en un bidón y desnuda.