"Tengo un esposo pa la ke kiera (...) jovencito, vamos ke pami no es. Se llama Hasan", escribió la acusada en un chat de Facebook, oferta por la que se interesó una chica del grupo que preguntó si era "león" (muyahidin). "Sí, es león", fue su respuesta.
Esta conversación es una de las numerosas pruebas que esgrime la Fiscalía contra ella en su escrito de conclusiones provisionales, en el que explica el proceso de radicalización que le llevó a captar mujeres y "conseguir de ellas su integración (en el Dáesh) y su disposición a marchar a zonas de conflicto".
"En redes sociales era muy activa, llegando a adquirir una gran popularidad entre usuarios de corte radical islamista y posicionarse como referente" en España, destaca el escrito. Celestín, que fue detenida el 9 de julio de 2015 en Lanzarote, "se hizo protagonista en las redes sociales" entablando contacto con miembros de Dáesh en Siria, "asumiendo una nueva actividad de reclutadora activa de otras mujeres".
Para ello siguió las directrices de la cúpula de la organización terrorista tendentes "a apoyar sus acciones en internet, a unirse a sus actividades y a servir a la causa como integrantes, sin necesidad de formalidades previas, a través de las labores en redes sociales", señala el escrito.
La acusada hizo también "numerosas referencias de su integración en Dáesh y de cómo terceras personas también se referían a ella en tal sentido", además de comunicarse con "integrantes nucleares de la organización terrorista" bajo la mutua consideración de "hermanos".
Uno de esos contactos era Abdeljalil Ait El Kaid, que desde Raqqa (Siria) reclutaba mujeres, adiestraba en el uso de armas y explosivos y formó parte del grupo de combatientes extranjeros que Abu Omar, autor de los atentados en París en noviembre de 2015, seleccionó para atentar en Europa. En una conversación en Telegram, la acusada habla de la mujer con la que se había prometido por medio de su intermediación, Yasmina, y éste le cuenta que tenía planeado enviarles dinero a ambas para que viajaran a Siria, "una vez hubiera formalizado su matrimonio".
Su "guía constante" fue Mohamed El Amin Abbou, residente en Siria y acusado de integrar la llamada Brigada Al Andalus, una célula terrorista liderada por un marroquí expreso en Guantánamo, Lahcen Ikassrien, que se dedicaba a reclutar yihadistas en Madrid, en el entorno de la mezquita de la M-30, para enviarlos a Siria.
"Volverá a llamarse al-andalus queráis o no!" con este comentario en redes, Celestín apoyó "la reivindicación recurrente por parte de numerosos grupos yihadistas para la recuperación por la fuerza de los territorios del histórico Al Andalus".
Con Abbou también compartió sus preparativos para viajar a Siria y éste le animaba diciéndole que allí estaría en "una casa de huéspedes" con más "hermanas" y que le saldrían "pretendientes". "Si no me caso, no hay problema, podría hacer otras cosas", le responde ella, y él insiste en que es preferible que se case, ofreciéndole vivir en su casa hasta entonces.
"Te ofrezco esto porque la estancia de hermanas es un poco dura por la convivencia (...). Mi mujer lo pasó mal ahí cuando yo estaba entrenando en el campamento (...) Insha allah voy a ver si puedo encontrar al hermano" y termina preguntándole si se compraría entonces el billete a final de mes.
"Serías la primera de tu grupo", le dijo y que eso animaría a las otras "porque tienen miedo a lo desconocido y cuando vean que estás se animarán" a lo que ella contesta: "Seguro así tiramos unas de otras". A Celestín también se la relaciona con el marroquí Ayoub Moutchou, detenido en 2015 en Alemania tras huir de España y que anunció que quería atentar en España en una conversación en Facebook con un agente informático encubierto. Tras ser entregado, la Audiencia Nacional le condenó a 8 años por captación de mujeres.