En una providencia, la titular del juzgado de instrucción 1 de Sevilla -que ha citado a declarar como investigado el 18 de enero al ascensorista de la empresa Orona que trabajaba en el hospital tras apuntar la Policía a un "fallo humano"- libra oficio a la Policía Científica para que "aclare las razones del borrado de la información de la CPU del ascensor y si existen medios de obtención de dichos datos".
Los hechos ocurrieron el 20 de agosto cuando la joven Rocío Cortes era trasladada tras dar a luz a su tercera hija, y cuando se abrió la puerta del ascensor y el celador se disponía a sacarla, se activó con la puerta abierta y subió rápidamente, provocando un impacto por el que la joven murió en el acto.
El informe del Grupo de Homicidios remitido al juzgado en octubre alude tanto a la investigación de la gerencia del hospital como al peritaje de la entidad Atisae como "organismo de control designado por la Delegación de Industria", según los cuales desde que el celador llama por la red interna al centro de control para avisar de la avería hasta que el ascensorista llega al lugar del accidente "transcurren tres minutos en los que no se tiene constancia" de sus actuaciones durante los cuales pudo producirse "algún tipo de manipulación en el centro de control del ascensor" de forma manual.
En su informe, Atisae señala que los datos de averías y anomalías que se producen en ascensores se guardan en una memoria RAM que se alimenta de la red eléctrica, pero que tiene una pila en caso de que se corte la corriente "que debe mantenerlos guardados durante algún tiempo".