Jóvenes de España y Bélgica quieren acabar con el acoso callejero y saben muy bien de lo que hablan: "No es necesario que te toque para que haya acoso, también pueden ser comentarios sexuales", señala Gin, miembro del proyecto ONG Plan en Bélgica, mientras que Marina Rodríguez, miembro del proyecto ONG Plan, critica que el acoso también pasa porque "alguien empiece a acercarse demasiado a ti, que invada tu espacio personal con connotaciones sexuales agresivas".

Y no es sólo que te digan "guapa", sino que se trata de que te conozcan o no, de si lo has pedido, pero, sobre todo, de cómo te sientes al recibirlo. "Sientes que esa persona tiene el derecho a opinar sobre tu cuerpo, sobre tu ser, como si fueses un objeto", lamenta Marina Rodríguez.

Por ello, la ONG Plan ha puesto en marcha el proyecto 'Safer Cities for Girls' con 500 jóvenes de Bélgica y España. Están contestan de vivir en una sociedad en la que, dicen, el papel de la mujer ha dado un paso de gigante, pero hay cosas q mejorar. Y es que el 84% de las niñas y jóvenes en Madrid han sufrido acoso callejero, mientras que en Bélgica el 91%.

Madrid, Sevilla y Barcelona son las tres ciudades españolas que ha participado en este proyecto junto a Bruselas o Amberes. En todas ellas el acoso callejero se ha normalizado: las jóvenes se amoldan a él. En Madrid, el 49% de las participantes aseguran ya estar acostumbradas al acoso.

"Me da más miedo ir en bici sola a última hora de la tarde, por lo que siempre pedaleo más rápido a esa hora", manifiesta Gin.

Sin embargo, dicen que esta no es la solución y plantean otras como "una app donde pudieras compartir con tus amigos tu ubicación en tiempo real" o "añadir la igualdad de género y asignaturas que incluyan temas como la intimidación al currículum escolar". Para todas ellas hay una única solución inevitable: la educación.